jueves, 18 de febrero de 2016

El uso de la imprenta para la difusión del conocimiento

Aunque la imprenta se había inventado siglos atrás en China, el alemán Juan Gutenberg la perfeccionó en 1450. Antes de este invento los libros eran series de pergaminos escritos a mano. Reproducirlos
era una tarea muy lenta, complicada y costosa, pues los escribanos tardaban hasta cuatro o cinco meses en copiar un texto de doscientas páginas.
Los libros se concentraban en los recintos religiosos, las abadías
y los monasterios, donde los monjes especializados en la escritura
los copiaban uno por uno. Posteriormente, los monjes ilustradores los
decoraban con dibujos y pinturas en miniatura. Como el proceso
implicaba el trabajo de varias personas y muchos materiales, el costo
de los libros era muy elevado, por lo que solamente los ricos podían
adquirirlos.
La imprenta hizo más rápida y barata la elaboración de los li-
bros, pues con ella se podían imprimir varias copias mediante un
sistema de tipos y láminas movibles de
metal, los cuales se llenaban de tinta y
se prensaban en una hoja. El primer
libro elaborado por Gutenberg fue
La Biblia, a la que siguieron diversos
escritos en latín que iban desde hojas
de oraciones hasta extensas obras de
literatura, ciencias y técnicas.
La imprenta causó una verdadera
revolución: por primera vez las ideas
y los conocimientos se difundieron a
miles y, luego a millones, de personas,
por lo que se hizo necesaria la creación
de bibliotecas y escuelas para aprender
a leer y escribir, ya que la mayor parte
de la población era analfabeta

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